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jueves, 9 de septiembre de 2010

10 DE SEPTIEMBRE, HEROES DEL MADRYNAZO


EL PUEBLO HIZO TRONAR EL ESCARMIENTO

Ese día, 10 de septiembre de 1984, el pueblo de Madryn echó a la flota Yankee del Muelle Almirante Storni y del Golfo Nuevo, la misma flota que 2 años antes había servido de apoyo logístico a los piratas Ingleses, para matar hijos del pueblo argentino; en el mismo muelle, el Storni, donde el Camberra había traído a nuestros compañeros, después de la rendición cobarde de Menendez, que ni se embarró las botas, mientras los hijos del pueblo habían puesto todo por la patria y la bandera. Tal ves, en otro momento, abordemos esta situación; pero a la reacción de 1984, lo llamaron Madrynanzo,(...)
Pasada las 14 hs., hicieron ingreso al Golfo Nuevo, navíos de la flota norteamericana, el destructor Thorn, (el que amarró al muelle), las fragatas Talbot, Scamp, Mac Donougt, acompañadas del submarino Fairfax Country, y seguidos por un aviso de la armada Argentina, las que participaban del operativo UNITAS, concedido por el Gobierno de Raúl Alfonsín.
 26 años después ese atardecer en el muelle, esta mas vivo que nunca. Este es el recordatorio y el homenaje a esa gente que salió con palos y piedras a vengar la sangre derramada.
Esta situación fue respondida con un levantamiento de miles de madrynense, acompañados en menor medida por ciudadanos de localidades del Valle Del Chubut; fue tal la repulsa de los manifestantes que ingresaron al muelle, con piedras, palos, sangre y corazón, repelidos por chorros de agua de dos navíos que habían logrado amarrar, que después de dos horas aproximadamente de combate directo, tuvieron que salir del Golfo Nuevo, con el resto de la flota invasora. Para empezar así la vigilia de guardia, evitando nuevos intentos de amarres, participando gremios portuarios, centro de estudiantes, y ciudadanía en general.

Ese día quedó grabado en la memoria colectiva de quienes lo vivieron, de quienes fueron protagonistas de un hecho que trascendió las fronteras por valiente e inédito. En un intento de revindicar y reconocer a quienes defendieron nuestra soberanía en Malvinas, pudo contra la imponente flota Yankee, que ante la presión popular debió dejar el Muelle Storni y el Golfo Nuevo, sin reaprovisionarse.

Las heridas abiertas de l guerra, fue el disparador convocante del estallido popular en el que participaron Hombre, Mujeres y jóvenes, quienes con pancartas, banderas, bombos, palos, piedras y aerosoles, y no hizo falta mas nada para que las naves imperialistas tuvieran que abandonar el Golfo de manera forzada.

Los primeros grupos se congregaron en la Plaza San Martín, a 8 km. del Muelle, y ahí comenzó la movilización de 15 mil patriotas, que entre otras cosas cantaba al sonar de los bombos, “Pueblo, coraje, al Yankee dale raje”, mientras caminaban por Mitre a Pedro Derbes y de ahí la bajada al viaducto del Storni, y se iba sumando gente de los Barrio Periféricos, El Porvenir, La Loma Blanca, 14 viviendas, 150 viviendas, 160 viviendas, Tiro Federal; para esto, ya estaba convocada la Multisectorial, con el aval del Concejo Deliberante, en el Gobierno comunal del peronista Osvaldo Sala, y ya se había intimado y notificado al Ministerio de Defensa del Gobierno de Raúl Alfonsín, que no cesarían las repulsas, si las naves no abandonaban aguas territoriales argentinas.

Cuando se hizo el ingreso al Muelle, mas de 2 mil personas, y mas no entraban, por lo que, el resto quedó afuera, arengando, desde el Destructor Thorn, comienza la hostilidad hacía los manifestantes, que logran cortar con un hacha la amarra de la proa; los chorros de agua de potencia caían sobre la manifestación que no retrocedía, y comenzaban a tirar ladrillos hacía los objetivos visibles de soldados Yankees, no pudieron contener el choque y aprovechando el corte de amarra de proa, levantan la popa; se desprende la fragata que estaba al lado, y ambos, retroceden a rada a unos 500 metros del muelle; hasta que todos los navíos, salieron de la vista de los manifestantes, fueron hasta Bahía Craker, cercana a la boca del golfo, y posteriormente salieron del mismo, masticando una derrota, de Goliat, nuevamente contra David, sus piedras y su coraje.



PROTAGONISTAS:



Claudio D`Ermo



“Cuando la Indignación inundó a los corazones”



Muchos fueron los que se acoplaron a José Felix Laplace cuando el 8 de septiembre leyó en el diario Jornada, la inminente llegada de la flota norteamericana al muelle Almirante Storni de Puerto Madryn.

A partir de ese día, se conformó una comisión para llevar adelante los mas organizado posible, lo que sería para Puerto Madryn, un hecho histórico, “el Madrynazo”

Me siento orgulloso de haber estado ese día, cuando expulsamos de Argentina, la flota imperial mas poderosa de la tierra. Fue algo muy importante se pueden hacer lecturas, de hecho, uno las tiene; la población de Puerto Madryn sintió que era un acto indigno que estuviera la flota estadounidense en el Muelle, en forma arrogante, la misma flota que había colaborado con los Ingleses en Malvinas; nosotros, vimos volver a los soldados en vivo y n directo, no nos lo puede contar nadie, supimos ese mismo día que había pasado, n ose podía creer.

Ver esa manifestación espontánea, la movilización en si, los preparativos del 8 al 10 de septiembre, es algo que no se puede olvidar. Esto debe ser recordado para siempre por las nuevas generaciones, eso enalteció la dignidad de un pueblo, es lo que no se debe perder.



TUVE LA SUERTE DE ESTAR:



- transcripción de la nota del diario Jornada, cuando se cumplieron los 25 años –





“Fue la gesta de un pueblo, comprometido y soberano”





Hace unos días atrás, apelando a su memoria, mas haya de la documentación que existe, consultamos a un hijo de Puerto Madryn, hoy referentes de una de las Centrales Obreras y del Movimiento Obrero de la ciudad, Quique “El Lobo” DÁstolfo, para tener, aparte de todo el material que anda dando vueltas, una visión del 10 de septiembre de 1984, el épico madrynanzo patriótico y nos comentó: “En esa época, era muy pichón, había cumplido 18 años y con el advenimiento de la democracia, comenzaba a militar en los centros de estudiantes secundarios; en el caso mío, en la Escuela Nacional de Comercio, ese día me lo acuerdo como si fuera hoy, justo estábamos por entrar a una reunión de comisión directiva y nos avisan que iba gente para el Muelle Storni, que habían barcos Yankees amarrados, algunos se quedaron, otros salimos para allá, y nos sumamos al medio de la movilización, se puede decir “el bautismo” y tengo mil imágenes, gente conocida, ciudadano comunes, recuerdo a Vicente Jara, referente del movimiento obrero actualmente, algunos medios lo reflejaron, Miguel “Tati” Ibarra, compañerazo, actualmente fallecido, Arrative, que es a quien le pega un chorro de agua en el pecho de arriba del buque amarrado y lo tira para atrás, después recuerdo a la noche, en la vigilia, cuando los buques habían abandonado el Muelle, a Huguito Puchetta, con una guitarra, mitigando el tiempo de la vigilia. Arengando a muchísima gente que iba hasta el muelle, aún de noche, por temor que intentaran amarrar de nuevo, de noche era una tentación, sino vigilábamos, la hacían. Mucha gente llego al lado del buque, la consigna era “Yankees go Home”, no por hablar en ingles casualmente, sino para que entendieran que los estábamos expulsando de nuestra casa, vi mucha gente común mas allá de los militantes, muchísima, profesoras, maestras de las escuelas, estudiantes que se pintaban con tiza la espalda de los bleiser que se usaban en esa época y tengo grabado como la gente encaraba para la amarra del buque, para desengancharla, me parece que en esa situación le pegan a Arrative con el chorro en el pecho desde arriba del barco. Se veían militares norteamericanos con unos trajes


impactantes, parecían “el regreso de Jedi”, y la gente, con ropa común, igual llegó y los expulsó, hubieron ladrillazos de la gente hacía el barco, hasta que sale del muelle y va a rada; en rada había había algunos buques mas y creo que un submarino también, tuvieron que abandonar el golfo y no se pudieron aprovisionar en Madryn, bajar, menos, todo se relacionó con la indignación popular de ver a los pibes de Malvinas, dos años antes, cuando los trajeron en el Camberra, el pueblo hizo justicia para ellos y para si mismo. Me parece que en la Patagonia hay tres gestas históricas, La Patagonia Rebelde, el 22 de agosto, el día de los caídos en la Zar y el Madrynazo, no tengo dudas, como tampoco tengo dudas de que fue una expresión nacional y popular, que el pueblo sabe lo que quiere y tiene focalizado al enemigo, y eso, aún perdura y va a perdurar, porque es un pueblo patriótico y soberano. El actor principal fue la gente anónima. Hoy algunos no están, otros envejecimos y muchos de allí en mas, asumimos nuestra vida militante hasta la fecha, fue hermoso, emocionante, lo recuerdo con mucho cariño y orgulloso de nuestro Madryn. Siempre que puedo voy a congresos, encuentros y hablo del Madrynazo de la gente y debemos tener memoria; es nuestra historia.-



EL MORETÓN Y EL MUELLE.



Por Roberto Juan Pérez

Testigo y protagonista.

Especial para Jornada.



Carmen se miraba la mancha que comenzaba a definirse en su mano. Me comentó: -me parece que se me esta formando un hematoma –

Nos habíamos quedado unos minutos debajo de los enormes reflectores. Allí nos vieron Alicia y Fabián. Fue una alegría enorme encontrarnos, alegres en medio del tumulto, agitando alto los brazos para indicarles donde hallarnos. Entre una multitud de brazos que reiteraba nuestros anhelos.

Junto a ellos, ese matrimonio que no conocíamos. Tampoco nos lo presentaron.

Hubo mucho de ese diálogo fresco que se entabla entre amigos y desconocidos, en que nos toca dirigirnos a otra persona que nunca vimos, pero sabemos de antemano que nos va a entender de inmediato, porque acaba de vivir lo mismo que cada uno de nosotros. Por momento la reticencia del primer contacto. Luego, haber compartido un sentimiento que nos había unido, nos hizo estar ansioso de comentar y oír comentar, detalles que escuchábamos anhelantes.

Comenzamos a volver hacía tierra. Mientras caminábamos, Patricia y su marido con los hijos en los brazos o al hombro, pasándoselos a cada rato a Alicia o a Fabián.

Al verlos pensaba en mis nenas que se habían quedado en casa viendo televisión. No pude entonces imaginar que todo iba a ser una fiesta-

Los reflectores proyectaban sus conos de la luz sobre el muelle. Al llegar a ellos, Carmen siguió observando la mancha oscura del moretón, mientras, orgullosa me lo mostraba.

Habíamos llegado a eso de las seis de la tarde. El viento frío y fuerte nos daba en la espalda. Aunque en los primeros momentos era mayor el frío que sentíamos dentro. No pasaba nada.

Al rato ya tiritábamos mirando con nostalgia el auto, donde una bandera con calaveras en lugar de estrellas, invitaba para que los “Yankees go home”.

La había dibujado a las apuradas, con los crayones de las nenas, un poco antes de salir. Entre aquellos mates que había cebado Carmen, y esa modorra lúcida que me venía después de la siesta.

Desde el muelle les tiramos de todo. Una nube de maderas, cartones, basura, un tambor amarillo, piedras. Todo servía para hacer puntería.

Desde arriba del puente, varios Yankees nos sacaban fotografías. Uno se escondió rápido al ser alcanzado por una piedra.

Un griterío infernal coreaba “hijos de puta”, mientras los marineros aparecían y desaparecían.

Un pibe ex combatiente intentó, fuera de sí, subirse al barco gritando un nombre, varios tuvieron que sujetarlo. Gritábamos, “asesinos, asesinos”, cuando algo comenzó a arder, una o dos banderas Yankees se quemaban ante los ojos de los marinos. Una de ella a medio quemar, se lanzó sobre el barco, con el mástil a modo de lanza. Un marinero se apresuró a recogerla y tirarla al agua luego.

Seguíamos cantando y golpeando nuestras manos cuando una enorme bocanada de humo gris nos indicó lo increíble. Un lento movimiento al principio que se aceleró rápidamente, alejó al buque impulsado por sus hélices, nuestro aliento y nuestros gritos. Fue unánime correr hasta la punta del muelle para perseguir con insultos al destructor que huía. También fue unánime y terrible el coro que entonó el himno, saludando una victoria impensada y magnífica.

Cuando el buque se detuvo a cientos de metros, una visión maravillosa me sacudió. Una luna amarilla, tremenda, se alzó sobre la chimenea mayor, recortando nítida la figura del enemigo.

Después todo fue reconocerse, saludarse y sacar del muelle los camiones que los iban a aprovisionar.

Los camioneros se habían escondido en otro barco por miedo a que no las tomásemos con ellos, “que quieren? Yo no soy el dueño de La Serenisima che”, se disculpó uno de ellos.

La luna mas plateada entonces, nos fue acompañando mientras regresábamos cansinamente, echando miraditas hacia atrás para ver el buque, lejos.

Íbamos charlando de los recuerdos inmediatos. Parecía que nuestro pasado solo tenía una hora. Comentábamos lo increíble que había sido todo, la forma que habíamos eludido la barrera de Prefectura. De ellos y de su miedo, de nosotros y nuestra alegría.

Y ya, temerosos de desunirnos de esto que nos llenaba el alma, volvimos a cantar el himno a la salida del muelle.

No faltó quienes increparon a los de Prefectura porque no cantaban, al final lo hicieron.

Los del puerto se quedaban haciendo guardia por si volvían. Los bomberos iban a avisar con la sirena si se acercaban. Se hacían planes, se organizaba.

Después vino la invitación para tomar café en casa, tratando de prolongar esa dicha que se nos escurría porque volvíamos a lo de siempre, lo cotidiano.

No podíamos perder de golpe tanta comunión, esa comunión que nos había cambiado de espectadores a protagonistas de un acontecimiento que adivinábamos imprevisible, pero magnífico.

Nuestro pueblo, una pequeña ciudad de Chubut había echado de su puerto una destructor de los EEUU y había impedido aprovisionarse a la flota yankee que participaba en el operativo unitas XXV. Y lo había logrado con su presencia desafiante, sus maderas, sus cartones, sus cánticos y gritos.

Nos llego una calma después del café. Solo la irrumpió la sorpresa que tuvimos todos al ver el moretón en la palma de la mano de Carmen.

Se lo había hecho aplaudiendo.-

“El Lobo”



2 comentarios:

  1. Es increible el huracán de sentimientos que afloran al leer, meramente, tamaño acontecimiento. Desde la Patagonia austral, la Patagonia hostíl y olvidada, hicieron Patria demostrandole al imperio que el pueblo no calla, no olvida y conoce al enemigo.
    Es muy valorable que halla compañeros que sigan manteniendo viva la memoria de nuestro pueblo para aquellos que no estuvimos allí y compartimos el mismo sentimiento profundo y el mismo anhelo.

    Gracias Lobo, por esto y por todo.
    Jeremías.

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  2. Gracias quique por tus contribuciones y por darnos a conocer hechos tan trascendentales que el paso del tiempo quiere borrar. De esta manera no se pierden, por medio de la memoria, el recuerdo y la gratitud por los grandes actores que pusieron todos los contemporáneos del hecho para lograr el objetivo que se propusieron.

    También fue un gran trabajo de recopilación y análisis, te felicito.

    Martin.

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